Docentes y investigadores de la Sección Limnología del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias alertan sobre las posibles pérdidas en biodiversidad, ecosistemas y calidad de agua, entre otras consecuencias ambientales de las modificaciones de la Ley de Riego.
Con fecha 28 de marzo de 2016 fue enviado al Parlamento el Proyecto de modificación de la Ley de Riego, con las firmas del MGAP, MVOTMA y MEF. Con el mismo se busca aumentar significativamente el riego agrícola fomentando la construcción de represas multiprediales en el país.
Con el ánimo de llamar la atención de las autoridades y del público en general, y cumpliendo con el mandato de la Ley Orgánica de la Universidad de la República, los docentes de la Sección Limnología de la Facultad de Ciencias consideramos nuestro deber aportar los siguientes argumentos a efectos de que sean considerados antes de que se tomen decisiones que puedan ser irreversibles.
Este proyecto no considera el impacto ambiental de la construcción de represas a gran escala. A lo largo del texto solo se menciona el mantenimiento de «caudales ecológicos,» «mantener la calidad del agua» y «contar con la autorización ambiental cuando corresponda,» lo que parecen ser precauciones ambientales insuficientes dada la magnitud del impacto potencial de las represas.
Los efectos ambientales de las represas son múltiples y muy complejos, dependiendo de las características de cada cuenca y de las escalas espacial y temporal que se consideren, por lo que solo se exponen aquí algunos problemas a título de ejemplo.
– En el proyecto se habla del «aprovechamiento del agua de escurrimiento» como el único de los factores por los que se puede y debe aumentar la competitividad agrícola. Este concepto -enunciado públicamente por diversas autoridades-, da a entender que el agua de escorrentía sería una pérdida del recurso, ignorando que es parte del ciclo hidrológico natural, y como tal cumple diversas funciones relevantes en los ecosistemas. El agua que escurre sobre y dentro del suelo, lo riega, se infiltra en él, lo drena y moviliza así los materiales sólidos, materia orgánica, iones y nutrientes, redistribuyéndolos en el territorio.
– La construcción de represas implica transformar sistemas terrestres en acuáticos, con la consiguiente pérdida de biodiversidad de flora y fauna, y de hábitats terrestres. La mayor parte de los organismos mueren por la inundación, mientras que la macrofauna más móvil se desplaza a sitios vecinos donde compite con la allí existente. Además, la biomasa terrestre sumergida en grandes cantidades se descompone aumentando la emisión de gases invernadero, agotando el oxígeno disuelto y afectando la respiración de los peces y demás organismos.
– Las represas interrumpen el curso de los ríos, transformando sistemas lóticos (ríos) en lénticos (lagos). Así se pierde la biodiversidad fluvial, fundamentalmente de peces, invertebrados (principalmente insectos), monte ribereño y plantas acuáticas, los que son sustituidos por otros animales (ej. moluscos), plantas flotantes y fitoplancton, propios de los sistemas lénticos. Asimismo, las represas aumentan la superficie de evaporación de agua, y provocan cambios en el microclima local, entre otros efectos.
– El embalsado de un río produce una fragmentación del ecosistema que interrumpe su conectividad longitudinal, impidiendo el transporte aguas abajo de materiales y organismos por deriva, y la migración de peces. Se afectan los ciclos de vida de los organismos acuáticos, los que pueden ser así eliminados del sistema y sustituidos por otros. Por otra parte, aguas abajo de las represas disminuye el aporte de sedimentos al río -afectando su morfología y dinámica, y el suministro de nutrientes a los valles de inundación -afectando su fertilidad.
– Si bien se pretende garantizar un caudal ecológico, por un lado éste es un valor que debe definirse para cada sistema o subsistema, incluyendo su variación temporal, ya que el régimen natural consiste precisamente en la variabilidad del caudal, incluyendo los pulsos de inundación de los valles fluviales. Por otro lado, a pesar de ciertos avances Uruguay no habría definido aún la forma de calcular dichos valores, por lo que no sería posible garantizarlos.
– Las represas aumentan el tiempo de residencia del agua, y con ello su temperatura y transparencia -por aumento de la sedimentación. Si el agua represada trae consigo una carga importante de nutrientes proveniente de la fertilización agrícola excesiva, como está sucediendo en varias zonas del país, se incrementarán los procesos de eutrofización en el embalse. Si recibe una alta carga de materia orgánica, ai acumularse y descomponerse se puede agotar el oxígeno disuelto, afectando a la biota y a los valores estéticos (aspecto, olor) del ambiente, y liberando más nutrientes al medio.
– Estos factores aumentan el riesgo de que se desarrollen floraciones algales y de cianobacterias potencialmente tóxicas. El país ya está sufriendo estos fenómenos en lagunas, embalses y ríos, algunos de los cuales sirven de fuente de agua potable.
– Este riesgo se ve magnificado cuando los cursos de agua a embalsar se encuentran en cuencas particularmente fértiles y bajo una intensa actividad agrícola.
– En el Proyecto no se especifica el significado de «que por las obras no se afecte la calidad de agua,» ya que el simple hecho de represarla produce cambios significativos en varios de sus parámetros físicos, químicos y biológicos, como ya se indicó, los que constituyen en definitiva la calidad del agua, además de los cambios en el habitat físico.
– Según el Proyecto el PE establecerá si existe agua disponible en cantidad y calidad para otorgar las concesiones de represamiento, sin especificar de qué manera, con qué criterios y bajo qué asesoramiento lo hará. Asimismo, según el Proyecto, el MGAP aprobará los usos del suelo y el agua, pero no se prevé la intervención de ningún organismo de control ambiental. Se establece que se requerirá la autorización ambiental cuando corresponda, de donde se deduce que hay ocasiones en que ello no correspondería.
Por todo lo antedicho, y visto que no se trata de una acción puntual en un sitio, sino de una iniciativa a escala nacional, consideramos que es nuestro deber alertar sobre las eventuales consecuencias ambientales del referido Proyecto. Dichas consecuencias deberían ser evaluadas, como posibles pérdidas en biodiversidad, ecosistemas, calidad de agua, etc., junto a las eventuales mejoras económicas asociadas a una mayor productividad agrícola.
Junio de 2016.