El derrame nuestro de cada día

Inauguración de la planta de UPM en Durazno.

Con cada nuevo derrame de materiales peligrosos UPM demuestra dos aspectos impactantes: la fragilidad de su operativa y que el Ministerio de Ambiente realiza controles sólo en los papeles. 

Pablo Alfano, en Sudestada 8/08/2024.

Un poco más de 4 mil litros de soda cáustica fueron desparramados a fines de julio en la terminal que la multinacional de origen finlandés UPM tiene en el puerto de Montevideo. Se trata del cuarto derrame, hasta ahora conocido, de materiales peligrosos desde que comenzó a operar la segunda planta de celulosa de la empresa, en el departamento de Durazno, hace poco más de un año: el 14 de abril de 2023. La empresa ya acumula, en sus dos plantas de celulosa, cerca de 30 multas, según explicaron las autoridades del Ministerio de Ambiente.

La Dirección Nacional de Bomberos informó que el 31 de julio se produjo un nuevo derrame de la empresa UPM, esta vez en su terminal portuaria en Montevideo. El departamento especializado en materiales peligrosos constató en la inspección que se derramaron aproximadamente 4 mil litros de soda cáustica. En ese lugar UPM tiene dos tanques de soda cáustica de 18 mil metros cúbicos (18 millones de litros) cada uno.

Tareas de limpieza del derrame en puerto de Montevideo. Foto: Bomberos.

“El derrame fue contenido en primera instancia por personal de seguridad de UPM con medidas de absorción. Se hizo presente personal de la empresa Latimar, encargada de recoger el producto y su disposición final mediante el llenado de las piletas de contención”, señala el comunicado de Bomberos que indica que “no se registraron lesionados”. 

El Movimiento por un Uruguay Sustentable (Movus) manifestó que, a una semana del derrame químico, “no ha habido ninguna noticia de que el Ministerio de Ambiente haya intervenido”. “Las medidas de seguridad industrial y ambiental de las operaciones de UPM en Uruguay no son las adecuadas, estando el Ministerio de Ambiente omiso en la comunicación de los frecuentes accidentes y derrames químicos” de la compañía.

“La cantidad de accidentes que están pasando nos muestran que la planta de UPM no opera correctamente y muestra, además, que a la empresa le importan muy poco las multas y que no respetan al Ministerio de Ambiente, ni al Estado uruguayo”, afirmó Raúl Viñas, integrante del Movus en declaraciones a radio El Espectador.

Viñas recordó que la empresa asegura que esta segunda planta, ubicada en Pueblo Centenario, “es una de las más modernas y más controladas del mundo”, por lo que reclamó que el Estado clausure, de forma temporal, ese lugar durante un plazo considerable para revisar los sistemas y controles de seguridad.

Este derrame de soda cáustica ocurrió pocos días después que se conociera un nuevo episodio protagonizado por UPM, otra vez en el arroyo Sauce que desemboca en el Río Negro el pasado 18 de junio. Esta noticia cobró más notoriedad porque la multinacional tardó ocho días en avisar al Ministerio de Ambiente del episodio.

Ese día, la empresa detectó un derrame de “lixiviado de la celda de disposición final de residuos sólidos industriales” que llegó hasta el arroyo Sauce. “Mientras se llevaba adelante la parada general de mantenimiento, y en el marco de monitoreos de seguimiento periódico que se realizan en la planta, se detectó, en un punto ubicado en el arroyo Sauce, una variación de pH, de baja intensidad, acotada duración y rápida reversibilidad, sin efectos visibles en la biota”, señaló la empresa en un comunicado en base a un segundo informe realizado el 19 de julio.

Para la empresa este nuevo episodio no fue de entidad y “no es comparable” con el derrame de cerca de un millón de litros de soda cáustica, ocurrido en agosto de 2023 que provocó la mortandad de fauna y flora en el arroyo Sauce. La multinacional explicó que en esta oportunidad el derrame fue “puntual” y se logró normalizar la situación “en menos de 24 horas”.

El Ministerio de Ambiente señaló, en un informe fechado el 28 de junio, que UPM no notificó “la contingencia ambiental en forma inmediata como correspondía”,  porque informó la situación ocho días después de lo sucedido en el entendido de que no existieron “efectos negativos sobre el ambiente”.

Desde el Ministerio se criticó el informe preliminar de la multinacional porque tiene “indefiniciones y faltantes de información de particular relevancia” para evaluar las causas del derrame y el verdadero alcance de “las áreas y las instalaciones afectadas”.

La empresa que acumula multas

El Ministerio de Ambiente sancionará, una vez más, a UPM por este derrame con una multa estimada en unas 4.500 Unidades Reajustables (UR), unos 190 mil dólares, según explicó el subsecretario Gerardo Amarilla. Para esta nueva sanción se tuvo en cuenta la demora de ocho días en comunicar el problema ambiental y por reiterar un incumplimiento a la pauta de operación prevista.

Esta multa es similar a del derrame de soda cáustica, también en arroyo Sauce, detectado en agosto de 2023. Amarilla explicó que en esta oportunidad el daño ambiental es menor, pero la reincidencia y la demora en notificar el problema convierten a esta multa en “importante”.

Desde que está operativa su segunda planta de celulosa UPM recibió nueve multas, explicó Amarilla quien calculó que las multas que totaliza la multinacional suman unos 500 mil dólares. En sus dos plantas, la empresa acumula unas 30 sanciones desde que se instaló en Uruguay.

El derrame de celulosa

Con las tareas de reparación del derrame de agosto de 2023 en pleno desarrollo, el 10 de noviembre de ese año se produjo un nuevo derrame, esta vez por la rotura de la soldadura de unión de dos tuberías que alimentan una torre en la sección de blanqueo.

Este fue el segundo derrame, luego del primero de soda caústica y junto con el último registrado en el puerto de Montevideo es el cuarto episodio conocido hasta el momento. En esta oportunidad se derramó la casi totalidad del contenido de pulpa de celulosa en proceso de blanqueo, una masa viscosa de color amarillento con 10% a 12% de fibra y el resto de agua y productos químicos.

Desde la empresa se intentó minimizar este nuevo episodio, pero el acta de una inspección realizada por la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea) el 14 de noviembre señala que el origen del derrame corresponde a la segunda etapa de blanqueo, denominada alcalina, que utiliza peróxido de hidrógeno y soda cáustica.

Esta vez, la fuga fue contenida por los sistemas de recolección de la sección, quedaron cubiertos por la masa equipos y dañados algunos sensores. Una vez hecha la limpieza de la zona afectada se acumularon unas 250 toneladas de pulpa seca, según el informe oficial.