A través de una fundación benéfica, la multinacional UPM desarrolla actividades educativas entre los más pequeños con el fin de obtener el respaldo de poblaciones vecinas a sus proyectos.
Víctor L. Bacchetta (en Sudestada, 19/8/2018)
«Fundación UPM promueve el desarrollo de las comunidades donde la empresa opera a través de la educación, la capacitación y el emprendedurismo, fomentando una cultura de vida saludable». Tal es la misión de la organización creada por UPM en el año 2006, cuando estaba por culminar la construcción y comenzar la producción de la planta de celulosa situada en Fray Bentos, a orillas del Río Uruguay.
Las actividades de la Fundación UPM se inscriben en la llamada Responsabilidad Social Empresarial (RSE), también conocida por Responsabilidad Social Corporativa, comúnmente definida como «las actividades y las políticas desarrolladas por una empresa para contribuir a la comunidad». Se supone que la RSE es un aporte al bienestar de la sociedad que trasciende el afán de lucro de la empresa.
Sin embargo, las empresas usan habitualmente la RSE como recurso publicitario para lograr la aprobación de la población, la denominada Licencia Social para Operar (LSO) por las consultoras internacionales. Aunque la LSO es una aceptación informal, es uno de los indicadores más importantes del riesgo de la inversión pues su ausencia es una advertencia sobre los conflictos que puede enfrentar esa empresa.
La Fundación UPM está dirigida claramente a promover los proyectos de forestación y celulosa en las poblaciones vecinas de sus instalaciones. UPM utiliza habitualmente el llamado «marketing verde», la propaganda de contenido ecologista por medio de la cual las empresas se presentan como cuidadosas del ambiente en aspectos secundarios, sin mencionar el impacto de su actividad principal.
Pero ha ido mucho más lejos, realizando tareas educativas en escuelas y liceos con niños, jóvenes, maestros y docentes. Las autoridades nacionales de la enseñanza pública afirman que no existe ningún acuerdo específico con la Fundación UPM y no tienen registros de sus actividades, aunque para llevarlas a cabo deben contar al menos con la anuencia de los responsables locales o departamentales.
Las actividades de la Fundación UPM
En su décimo aniversario en 2016, la Fundación UPM informaba haber llegado a 120 comunidades por medio de 208 proyectos, 109 organizaciones y 91.405 participantes, en ocho departamentos del interior. En 2018, las acciones abarcan 32 localidades del departamento de Río Negro, 30 de Tacuarembó, ocho de Soriano, siete de Florida y tres de Colonia. He aquí algunos de los proyectos en curso:
+ «La nave solar recorrerá el Río Negro»
Una camioneta de la Fundación UPM con paneles fotovoltaicos recorre las poblaciones de su área de influencia realizando exhibiciones de cine en las escuelas. El proyecto tiene el apoyo de la Fundación Celeste, integrada por futbolistas de la selección uruguaya y por la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).
«Fundación UPM impulsa la llegada de Ecocinema a distintas comunidades rurales de Río Negro. La gira consta de talleres educativos sobre valores en el deporte para niños en el predio escolar y dentro de la nave solar. Estas actividades se desarrollarán en las escuelas de las comunidades visitadas en horario escolar. Por la tarde, se realizarán proyecciones gratuitas de cine alimentadas por energía solar abiertas a todo público«, señala la presentación oficial del proyecto.
En julio, en el departamento de Río Negro, la multinacional estuvo por Fray Bentos, Nuevo Berlín, Bellaco, Grecco y Sauce. En agosto le tocó a los pueblos de Peralta, Curtina, Sauce de Batoví, San Gregorio de Polanco, Clara, Paso Bonilla, Tambores y Paso de los Toros, en Tacuarembó. Las proyecciones se realizan en liceos y escuelas públicas, salones comunales y parroquiales, clubes deportivos, etc.
+ Fondos para proyectos educativos y comunitarios
La fundación abrió una convocatoria para apoyar proyectos individuales, de una institución u organización que fortalezcan la educación y/o el desarrollo comunitario, en las comunidades de su influencia. Apoyan hasta dos proyectos con un máximo de 20.000 dólares cada uno.
Los proyectos educativos deben plantear mejoras tales como aumento en las capacidades de los educadores, herramientas para educadores y centros educativos y transformación en los entornos de aprendizaje. Los proyectos de desarrollo comunitario deben mejorar diversos aspectos «con el objetivo de construir comunidades locales más fuertes, contribuyendo hacia el fomento del sentido de pertenencia», según consta en el llamado.
+ Con maestros y niños de escuelas rurales
El proyecto «Cuenta Quien Cuenta», consistente en cuatro talleres con maestros rurales, es coordinado con la Inspección de Primaria de Durazno. En tanto, el proyecto «Haciendo Camino en Comunidades Rurales» abarca seis escuelas rurales de distintas zonas de Paysandú, donde asisten 140 niños.
El 19 de junio, cuando se conmemora el Día del Árbol, la Fundación UPM organizó una actividad con escolares. «En el Día del Árbol compartimos las múltiples funciones que cumplen colaborando con el mantenimiento de los ecosistemas, además de su uso industrial para la producción de pulpa de celulosa», explica uno de los materiales escritos.
Las autoridades nacionales ausentes
La Directora Nacional de Educación, profesora Rosita Inés Ángelo, consultada por Sudestada sobre si las actividades de la Fundación UPM han sido consideradas por las autoridades nacionales de la enseñanza pública, remitió el pedido de información hacia el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP).
Una respuesta similar tuvo el profesor Robert Silva García, integrante del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). «El Codicen no ha tratado este tema, se encuentra en los consejos sectoriales», respondió a Sudestada el consejero representante de los docentes.
Pero en el CEIP no existe información. «Primaria no tiene ningún acuerdo con la Fundación UPM. Las escuelas reciben por lo general aportes de las empresas en cuestiones de infraestructura, no en cuestiones educativas», afirmó el consejero Pablo Caggiani, representante de los maestros en el CEIP.
Según Caggiani, en las cuestiones educativas, Primaria requiere un proyecto que debe ser revisado por la Inspección Técnica antes de ser aceptado. Frente a la existencia de actividades educativas a cargo de la Fundación UPM, aclaró que las inspecciones departamentales son autoridad técnica y política a la vez.
«En la medida que las empresas, cualquiera que sea, participen en actividades educativas, Primaria debe intervenir», dijo el consejero, «porque es el organismo que vela por lo que sucede dentro de las escuelas en términos curriculares».
«Cuando se exponen en las escuelas los sistemas productivos del país, se describe lo que se produce y cómo, pero también las críticas al modelo productivo. De hecho, más de la mitad de las denuncias sobre los abusos en el uso de agroquímicos y sobre las fumigaciones son hechas por los maestros rurales», agregó Caggiani.
Es un hecho, sin embargo, que la Fundación UPM realiza una profusa labor educativa en sedes de la enseñanza pública, con alumnos y docentes, que utiliza para promover a la empresa en la población. En la propaganda de esas actividades incluye edificios escolares, maestras y niños con la túnica de rigor. Y por esa razón la fundación tiene un procedimiento para evitar demandas de los padres por el uso de esas imágenes.
«Por la presente, autorizo a Fundación América Solidaria y a Fundación UPM a tomar fotografías, audios e imágenes de mi hijo/a participando del curso «Liderazgo Solidario para el Desarrollo Sostenible», en el marco del proyecto educativo «Concausa» en el centro educativo …….. Nombre completo del alumno …….. CI …. Fecha de Nacimiento ….», señala el formulario de consentimiento para los padres.
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