La intención de crear un nuevo ministerio del ambiente tiene muchas potencialidades, pero lo que ahora se propone es solamente dividir un ministerio en dos. Serán necesarias más precisiones y la incorporación de la gestión ambiental en el agro.
Eduardo Gudynas, en Montevideo Portal 23/1/2020.
Como primer paso es necesario describir sumariamente lo que propone el futuro presidente. Se crea un nuevo ministerio que se denominará «Medio Ambiente y Agua», y seguidamente se precisan sus competencias. Entre ellas está la formulación, ejecución y seguimiento de los «planes» e «instrumentos» ambientales, centralizar y difundir la información ambiental, y promover una «cultura» del cuidado ambiental. Tendrá también facultades para inspeccionar y sancionar
El borrador establece que el futuro ministerio estará conformado por las actuales direcciones de medio ambiente (DINAMA) y de aguas (DINAGUA), que hoy están dentro del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA). Además, se le transfiere lo que hubiera en la secretaria presidencial ambiental creada por Vázquez, la que es anulada.
Un segundo paso es analizar lo que se propone en este borrador. En su esencia es meterla una tijera al actual MVOTMA, recortando sus dos áreas ambientales para crear con ellas el nuevo ministerio. En ese planteo hay muchas limitaciones, y se pueden indicar algunas.
Nada se dice sobre el área de cambio climático, por lo cual surge la interrogante si continuará en el ministerio de vivienda o ese es un error a subsanar y será transferida al futuro ministerio del ambiente. Es impactante que no se incorpore toda la dirección de ordenamiento territorial (la actual DINOT), ya que esa es una cuestión consustancial a las cuestiones ecológicas. No tiene mucho sentido dejarla en un ministerio enfocado en vivienda, y con ello se repetiría la dispersión administrativa que padece el país.
Pero lo más destacado es que no hay indicaciones de la transferencia de las áreas ambientales del Ministerio de Ganadería y Agricultura al futuro ministerio del ambiente. Esas ausencias son aún más llamativas, porque la nueva cartera también será un ministerio del agua, y entre las principales fuentes de contaminación del agua en nuestro país se cuentan los agroquímicos y ciertas prácticas agropecuarias. Esto se ha dicho hasta el cansancio en los últimos años, hay una enorme cantidad de estudios científicos que lo fundamentan, y hasta los más reacios a una consciencia ambiental ya no pueden ocultar que hay cianobacterias por todos lados.
La importancia de crear un nuevo ministerio específico sobre el ambiente estaba precisamente en traspasarle las reparticiones de recursos naturales (encargadas de manejar suelos y aguas), controles de agroquímicos y otros asuntos, que actualmente se ubican dentro del MGAP. Es más, si se quiere atacar la contaminación del agua en Uruguay, ese es un paso indispensable.
Por lo tanto, la propuesta que se acaba de presentar en realidad no significa una mejora sustancial en la institucionalidad ambiental del país para así enfrentar la crisis ecológica. Crea un nuevo sillón para un ministro pero no soluciona ni la dispersión ni las disputas por cuestiones ambientales entre ministerios, y ni siquiera es seguro que sea efectivo en mejorar la gestión del agua.
La ventaja de un ministerio «mixto», que como el de Uruguay, incluía a vivienda, estaba en que eso le deba mayor peso político. Pero el ministerio del ambiente que ahora se propone es minimalista, lo que lo hace comparativamente menor a todos los demás, tendrá un limitado peso político, y eso genera muchas dudas sobre si podrá resolver las contradicciones con las carteras «productivas». La comparación internacional apunta en el mismo sentido; este borrador, en su actual redacción, se parece al ministerio del ambiente y aguas que creó Evo Morales mientras era presidente en Bolivia, y que tuvo un desempeño paupérrimo.
Finalmente, no puede evitar señalar que el nombre «medio ambiente» para un ministerio me rechina. No hay ninguna «mitad» del ambiente que sea más importante, y esa terminología repite unas muletillas de un castellano que no es del todo correcto. El futuro ministerio debe llamarse del ambiente.
La intención de crear un ministerio específico para la cuestión ambiental es muy importante y ofrece enormes potencialidades para comenzar a solucionar serios problemas que se padecen en el país. Debe ser apoyada constructivamente. Ahora estamos ante un borrador, y por ello, esperamos que pueda ser mejorado sustancialmente. Se debe avanzar en análisis más detallados, escuchar otras voces, consultar a los funcionarios de las áreas ambientales del actual MVOTMA, y repasar lo que se ha hecho en los países vecinos.
Si se hace toda una cirugía en el gabinete para crear dos ministerios donde antes había uno, y solamente eso, entonces es preferible dejar las cosas como están, y continuar con el actual MVOTMA. Si se quieren atacar los problemas ambientales del país, y entre ellos darle prioridad a recuperar la calidad de nuestras aguas, se vuelve indispensable nutrir estos cambios de mayores y más precisos contenidos.
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