Actores públicos y privados, productores, consumidores e investigadores delinean un futuro posible de sustentación económica, social, ambiental y cultural para la pesca artesanal en el país.
Víctor L. Bacchetta
Según un informe de la FAO, la pesca en pequeña escala representa por lo menos el 40% de las capturas pesqueras mundiales y brinda ocupación al 90% de las personas que trabajan en la pesca. Se estima que 45 millones de mujeres participan en la pesca en pequeña escala, en particular como medio de subsistencia, y que 492 millones de personas en total dependen al menos en parte de esta actividad para subsistir.
En Uruguay, la pesca artesanal es un subsector marginalizado a pesar de ocupar al 46% del total de pescadores existentes en el país, un total de 1.250 pescadores a tiempo completo o parcial y 3.750 trabajadores indirectos. Si bien la pesca artesanal representa una proporción muy menor en comparación con su contraparte industrial, este subsector da cuenta del 25% del consumo nacional de pescado.
En la segunda mitad del siglo pasado, la pesca artesanal era solo el 3% de la captura, pero hoy representa más del 20% del total de desembarques. Aproximadamente, el 56% de los pescadores artesanales del país se concentra en el área de influencia del Río de la Plata y la costa oceánica. Hay 59 puertos pesqueros principales donde unas 675 embarcaciones explotan unas 50 especies de peces y mariscos.
La situación de la pesca artesanal en Uruguay es preocupante por la escasa inversión en equipamiento, tecnología y embarcaciones, la precariedad laboral y dificultades en la renovación generacional de pescadores. La mayoría de los pescadores artesanales se encuentra en una situación marginalizada, lo que dificulta el acceso a créditos y préstamos y su participación activa en la definición de los recursos y políticas.
Históricamente, la pesca artesanal en Uruguay ha recibido muy poca atención, pero una ola creciente de pescadores y emprendedores están desafiando el statu quo. Por medio de alianzas con el sector gastronómico, con investigadores, actores oficiales e iniciativas de desarrollo local, se están gestando y afianzando iniciativas innovadoras y transformadoras que tendrían el potencial de cambiar aquella situación.
Como parte del ciclo temático sobre sistemas alimentarios y prácticas sostenibles del Instituto Sudamericano para Estudios sobre Resiliencia y Sostenibilidad (SARAS, por su sigla en inglés), un grupo transdisciplinario recolectó y compiló diversas iniciativas prometedoras con la idea de difundir los esfuerzos que se están realizando, promover sinergias e imaginar futuros plausibles y sostenibles para la pesca artesanal.
SARAS es un centro de investigación interdisciplinaria con el objetivo de generar conocimiento y capacidades sobre la sostenibilidad de los servicios ecosistémicos. Constituido en 2011, es una iniciativa conjunta de la Universidad de Wageningen, de Países Bajos, Resilience Alliance, de Estados Unidos, la Universidad de la República, la Intendencia de Maldonado y el Ministerio de Educación y Cultura.
Lo innovador de las iniciativas recopiladas radica en promover nuevas maneras de actuar y percibir la actividad pesquera, nuevas formas de revalorizar la cultura de la pesca artesanal, nuevas maneras de vincular la pesca y la gastronomía, nuevas tecnologías para reducir el impacto ambiental, nuevas formas de asegurar la calidad de los alimentos y nuevos caminos de coproducción de conocimiento.
Mediante una colección de relatos de los referentes de las iniciativas, pescadores artesanales, chefs, emprendedores, investigadores y comensales, se organizó un Catálogo Transformador de la Pesca Artesanal (*) . La publicación permite conocer el quién, el cómo y el por qué de cada emprendimiento, poniendo el énfasis en los objetivos y en las estrategias que han implementado para su concreción.
Mediante una consulta a referentes del sector, las iniciativas seleccionadas en el proyecto cumplen alguno de los siguientes criterios: haber sido nominada por al menos un actor que considera que la misma tiene impactos positivos e innovadores para el futuro de la pesca artesanal; y haber estado registrada previamente en artículos de prensa, sitios web, artículos científicos u otros medios de comunicación.
Cada iniciativa persigue un conjunto de objetivos diferentes a saber: posicionamiento, alcanzar un lugar diferencial; coproducción de conocimientos y soluciones; valor cultural, uso ordenado y sostenible del territorio costero; valor agregado a un producto, proceso y/o actividad; desarrollo comunitario de los pescadores y sus comunidades; y equilibrio entre el uso de los recursos y la conservación de los ecosistemas.
Las iniciativas
COOPESCONAND es una cooperativa de pescadores artesanales del Río Negro, en el departamento de Flores, un grupo de familias que trabaja en la zona hace más de 30 años, que exploran con técnicos y especialistas en desarrollo rural y pesca la tecnologización de procesos y el fortalecimiento institucional, fomentando el consumo de pescado de agua dulce y poniendo en valor la pesca de río en Uruguay.
Abono de Mar es una empresa dedicada, entre otros a la producción de compost a partir de los residuos de la pesca artesanal. De esta manera, resolvió el problema de qué hacer con varias toneladas de residuos orgánicos provenientes de la faena o fileteado del pescado fresco en la localidad de La Paloma, en el departamento de Rocha, que es una ciudad balnearia además de importante puerto pesquero.
Utilizando sus vínculos con la academia y con el sector, Abono de Mar fue concebido e incubado a través de programas de apoyo técnico, financiero y de equipamiento de distintas agencias y organizaciones. No solo aborda el problema ambiental, de olor, lixiviados y contaminación, sino que conecta a distintos actores como el municipio, pescadores artesanales, productores agrícolas y vecinos, entre otros.
Jardín Primitivo es otro emprendimiento similar al anterior, dedicado al compostaje de los residuos de la pesca artesanal en Punta del Diablo, en el departamento de Rocha, mediante un enfoque de economía circular. En este mismo lugar funciona la Escuelita de Pesca Artesanal, orientada a revalorizar la pesca artesanal, mantener viva la tradición pesquera y proveer valor agregado a los productos locales.
El Grupo POPA por la Pesca Artesanal en Piriápolis surgió en 2011 para buscar soluciones a los problemas de la pesca artesanal en el municipio. Es un equipo de investigación-acción participativa que brinda un espacio para el aprendizaje mutuo entre pescadores, investigadores y otros actores. Desarrollaron unas trampas de pesca plegables que disminuyen la interferencia de los lobos marinos.
Almejas Palmares, una empresa de Palmares de La Coronilla, en Rocha, se dedica al procesamiento y la venta de almeja amarilla a restaurantes. La iniciativa transformó la comercialización de la almeja, que antes solo se usaba como carnada.
Aquí se Pesca, Aquí se Cocina es un festival gastronómico dirigido a revalorizar la cultura de la pesca artesanal, fomentar el consumo de productos de mar locales y, con lo recaudado, ayudar a equipar comedores escolares. Inaugurado en 2016, se realizó durante cuatro años el fin de semana del 12 de octubre, tres veces en el puerto de Punta del Este y una vez en la rambla de Punta Carretas, en Montevideo.
Pacto Oceánico del Este es un proyecto de la Corporación Gastronómica de Punta del Este con el fin de estrechar vínculos entre la pesca artesanal, los cocineros y los consumidores en el departamento. El objetivo es posicionar a Punta del Este como destino gastronómico y apoyar a 400 familias que dependen de la pesca artesanal. Se espera que la iniciativa también pueda replicarse en otros puertos del país.
Cocina de la Barra, en la Laguna de Rocha, es un emprendimiento gastronómico asociativo de mujeres pescadoras, orientado a proveer valor agregado a la pesca local y mantener la identidad cultural del lugar. Aunque son nueve mujeres que participan directamente, el emprendimiento alcanza a las familias de pescadores y a la comunidad de La Paloma al comprar la pesca local a mejores precios.
Armonía es una embarcación traída desde Maine, Estados Unidos, al Puerto de Punta del Este, pesca con jaulas para devolver al mar las especies no deseadas, buscando maximizar la eficiencia de los procesos y la calidad de los productos. La iniciativa debió sortear varios obstáculos, principalmente de orden burocrático, y actualmente provee de pesca local y fresca a varios restaurantes del balneario esteño.
Hermanos Kurta, en Playa Verde de Piriápolis, es una empresa que se dedica a la pesca de especies costeras locales maximizando la calidad de los productos, las técnicas de procesamiento y almacenamiento, con asesoramiento de la Facultad de Veterinaria y de la DINARA (Dirección Nacional de Recursos Acuáticos). La iniciativa provee de pesca local y fresca a varios restaurantes de Montevideo.
(*) Catálogo Transformador de la Pesca Artesanal. Gianelli, I., Trimble, M., Rosa, S., Beretta, N., Dias, A.C., Villasante, S. (2021). Ciclo: “Saberes sobre la mesa. Hacia sistemas y prácticas alimentarias sostenibles”. Instituto Sudamericano para Estudios sobre Resiliencia y Sostenibilidad (SARAS), Maldonado, Uruguay. DOI: 10.5281/zenodo.5751841
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