UPM: casos similares en Finlandia

Una muestra de los animales muertos por el derrame de UPM en el Arroyo Sauce.

Las sanciones e intimaciones oficiales por el derrame en el Río Negro no se corresponden con los daños y perjuicios generados por una planta industrial de alto impacto ambiental como la de UPM.

Víctor L. Bacchetta, en Sudestada 11/10/2023.

El Ministerio de Ambiente ratificó la multa a UPM de 1.000 UR por el derrame de soda cáustica en la planta de celulosa Paso de los Toros que provocó la «extinción» de la vida en el Arroyo Sauce en el predio vecino. A través del encargado de comunicaciones, Matías Martínez, la empresa intentó minimizar la magnitud de este grave episodio con el argumento de que el millón de litros vertido había sido ”principalmente de agua de lluvia”, con “presencia del compuesto químico que generó la afectación” (sic), sin mencionar directamente que se trató de soda cáustica.

Además, según el informe presentado a la Comisión de Seguimiento, la multinacional de origen finlandés UPM fue intimada a subsanar los incumplimientos verificados en la gestión ambiental del área del derrame.

En concreto, el informe señaló que, en plazo de 10 días, debe informar sobre los procedimientos para mejorar la pileta involucrada -donde ocurrió el derrame- y las previsiones para evitar la futura acumulación de efluentes en la misma, así como las acciones de seguimiento de las condiciones de calidad y la capacidad de recuperación de los ecosistemas afectados.

La cartera calificó estas medidas como “imposiciones a la empresa”, pero no dejan de ser exigencias formales que se habían establecido antes de la ocurrencia de este derrame y que no fueron cumplidas por UPM ni por las autoridades ambientales en la tarea de fiscalización y control que les corresponde. Por esta razón, resulta útil conocer cómo se ha procedido frente a daños ambientales semejantes en otros lugares y, en especial, en el país de origen de esta multinacional, en Finlandia.

En 2014, la cadena finlandesa YLE publicó una recopilación de los accidentes ambientales graves de los años recientes en ese país. “Nunca ha habido un accidente medioambiental catastrófico en Finlandia. Cada año se producen algunos incidentes significativos, pero los efectos siguen siendo locales”, resumía la periodista Marika Kataja-Lian. Y agregaba: “No se conoce el accidente medioambiental más grave de Finlandia, no existen estadísticas comparables“.

Los mayores accidentes han sido fugas de metales pesados o productos químicos y derrames de hidrocarburos, sobre todo cuando son en las vías fluviales. En la industria de celulosa, en mayo de 2005, una tubería de aguas residuales se rompió dos veces en las plantas de UPM en Valkeakoski, en la zona central de los lagos de Finlandia. En el incidente, unos seis millones de litros de aguas residuales se derramaron en el terreno, pero este desastre no fue el más grave.

Planta de celulosa Kaukas de UPM, a orillas del lago Saimaa.

El incidente cercano más relevante fue el derrame de Licor Negro de la planta de celulosa Kaukas de UPM en el verano de 2003. En esta ocasión, cerca de 10 millones de litros fluyeron hasta el lago Saimaa, el mayor de Finlandia y el quinto de Europa, un complejo de lagos constituido por islas y canales que llega hasta la frontera con Rusia. En un radio de cinco kilómetros desde la fábrica, el agua del lago perdió el oxígeno y se volvió maloliente, oscura y espumosa.

El Licor Negro es el residuo más importante generado en el proceso de cocción química de las astillas para la obtención de la celulosa. Básicamente está compuesto por el llamado Licor Blanco – que es una solución acuosa con sulfuro de sodio (Na2S) y soda cáustica (hidróxido de sodio NaOH)- y la lignina y hemicelulosas, los componentes orgánicos de la madera que son separados de las fibras que forman la celulosa a través de la cocción y las reacciones químicas.

Además de la matanza de los peces, las actividades recreativas de los propietarios de casas junto al lago fueron suspendidas por mucho tiempo. En aquellos años. los derrames solían ocurrir porque la empresa no quería detener las operaciones, le era más barato descargar el excedente y continuar con las operaciones, en lugar de cerrar el proceso industrial.

La investigación de este derrame realizada por las autoridades finlandesas fue la más extensa de su tipo en años, reuniendo 475 páginas el informe y 2.822 páginas de anexos. El superintendente detective que llevó a cabo la investigación, Erkki Rossi, la caracterizó como una “degradación ambiental negligente”. En su labor, fueron interrogados catorce supervisores y altos directivos de la fábrica de UPM como sospechosos y 37 personas interrogadas como testigos.

Finalmente, el caso fue trasladado al fiscal estatal Matti Nissinen, los directores responsables enfrentaron cargos penales y fueron condenados. La mayoría de los 500 demandantes acordaron recibir una compensación por daños y perjuicios con la empresa. A los residentes de las playas que bordean el lago, UPM les ofreció una indemnización de entre 200 y 1.700 euros.

Como consecuencia adicional, la empresa debió realizar importantes inversiones para aumentar significativamente la capacidad de la planta de celulosa de Kaukas en Lappeenranta para tratar las aguas residuales. Según la Asociación Finlandesa de Protección del Agua, la reforma era necesaria para evitar que se repitieran vertidos importantes como el ocurrido en 2003.